El Mate – Para memoriosos | LANACION.com
En 1596, apenas dieciséis años después de la refundación de Buenos Aires por Juan de Garay, el procurador Alonso de la Madrid elevó este informe a la corona: “Es una vergüenza Mientras los indios toman mate una vez al día, los españoles lo están haciendo todo el tiempo”.
Ese llamado de atención sucedía a otro, del cura Pedro Lozano, según el cual la Ilex paraguaiensis -la yerba mate- amenazaba “destruir al género humano”, o por lo menos a “la nación miserabilísima de los indios guaraníes”. Durante el siglo XVII, el Santo Oficio, alto tribunal de la Inquisición, reiteró que “más que un vicio, el mate es una superstición diabólica”, y tal parecer coincidía con el de Hernando Arias de Saavedra, gobernador del Río de la Plata: en 1616 le hizo saber a Felipe III que tal pócima provocaba “destrucción física, holgazanería e irreligiosidad, porque ni siquiera se pueden aguantar a que se diga misa sin tomar esa yerba”. Por ese motivo impuso azotes y cárcel a quienes fueran encontrados tomando mate, y ordenó que se decomisara cuanta yerba tuviesen en su poder los porteños, para luego quemarla y sus cenizas arrojarlas al río.
Esta es una de las insólitas historias que recoge un libro delicioso, Proezas argentinas (Edhasa, 2005), cuyo autor, Hugo Caligaris, destaca que el hábito de matear dejó de ser indigno y maléfico en tiempos de Juan José Vértiz, virrey entre 1778 y 1784, al que se debe un curioso reglamento de horarios en que los trabajadores rurales podían interrumpir su tarea para ingerir esa infusión. El clásico recipiente de esa bebida (o sea, el mate propiamente dicho) es el fruto de una planta que crece en el norte argentino, en Paraguay y en el sur de Brasil. ¿Cuál es su nombre común? En ambientes campestres, ¿a qué se llama mate cimarrón ? ¿Con qué otro nombre sigue siendo reconocido Hernando Arias de Saavedra?
Publicado el 11 junio 2007 en Historia y etiquetado en Historia. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
Deja un comentario
Comments 0